Las personas que descansan muy poco comen más y no queman calorías adicionales, según un estudio realizado en Estados Unidos y publicado en American Journal of Clinical Nutrition que suma evidencia que respalda la relación entre la falta de sueño y el incremento de peso.
Aproximadamente entre 50 y 70 millones de residentes estadounidenses -incluida una cantidad importante de trabajadores con horarios rotativos- padecen privación crónica de descanso y trastornos del sueño, de acuerdo a los Institutos Nacionales de Salud.
Aunque la investigación más reciente, al igual que otras que se realizaron antes, no prueba que la falta de sueño haga que las personas engorden, muestra que dormir bien debería ser una prioridad, señalaron expertos.
St-Onge y sus colegas reclutaron a 30 hombres y mujeres de 30 a 50 años, todos con peso normal. Los participantes vivieron y durmieron en un centro de investigación durante dos períodos distintos de cinco noches cada uno.
Durante uno de los lapsos estudiados, se les permitió dormir nueve horas por noche. En el otro período, sólo pudieron dormir cuatro horas. En ambos casos, recibieron una dieta estricta los primeros cuatro días de estadía y se les permitió comer lo que quisieran el quinto y último día de cada lapso.
Pruebas mostraron que más allá de qué esquema de sueño siguieran, las personas quemaban una cantidad similar de calorías, cerca de unas 2.600 por día.
Pero cuando se les quitaban horas de sueño, se alimentaban con 300 calorías más en promedio al final de cada día de estudio, comparado con cuando descansaban normalmente.
Los participantes que dormían bien consumían en promedio 2.500 calorías diarias, comparado con 2.800 cuando eran obligados a dormir menos.
Si eso se mantuviera en la vida diaria de una persona, colocaría a quienes no duermen bien en mayor riesgo de desarrollar obesidad, señalaron los autores.
Cuando las personas están cansadas tendrían más problemas para tomar decisiones alimenticias saludables.