
Los ácidos grasos trans o grasas trans aumentan la mortalidad cardiovascular, los infartos cerebrales y la diabetes 2, afirmó el doctor Patricio Heriberto Ortiz Fernández, jefe de Hospitalización en el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez, durante el Conversatorio Efectos en la Salud por el Consumo de Ácidos Grasos Trans, el cual se celebró por del Día Mundial el Corazón 2021.
También dijo que la ingestión de grasas trans se impulsó a gran escala en la Segunda Guerra Mundial, cuando los combatientes podían llevar entre sus provisiones manteca, margarina, galletas y otros productos con esa grasa añadida.
A escala comercial fue en los años sesenta y setenta cuando la venta de productos con esos componentes alcanzó su máxima expresión en el mundo. En México modificamos nuestra dieta ancestral de carbohidratos y grasas animales por los aceites parcialmente hidrogenados y grasas trans, como se les identifica.
Manteca vegetal, galletas y chocolates son algunos de los productos que utilizan grasas trans, lo que implica un alto riesgo para la salud. Aunque las grasas saturadas o grasas animales son dañinas, los aceites parcialmente hidrogenados y las grasas trans son peores, ya que aumentan el colesterol de baja densidad y de muy baja densidad (el colesterol malo) y disminuyen el de alta densidad (el bueno).
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El doctor Ortiz Fernández recordó que las enfermedades cardiovasculares representan la tercera parte de los decesos en el mundo y que, en México, dichos padecimientos ocupan el primer lugar como causa de mortalidad.
Por su parte, el maestro Erick Antonio Ochoa, director de Salud Justa Mx y adherente a la Coalición México Salud-Hable, destacó que la sociedad civil participa con tomadores de decisiones para incorporar en la legislación medidas que eliminen o reduzcan al mínimo el uso de grasas trans en la producción de alimentos.
México forma parte de los países en los que ocurren el 75% de las muertes asociadas al consumo de alimentos con grasas trans, es decir, se atribuyen cada año casi seis mil decesos a dichos componentes artificiales.
Recientemente, la senadora Margarita Valdés, con el apoyo de otras integrantes del Senado, presentó una iniciativa de regulación que va sumando apoyos. En ella se pueden considerar dos opciones, según lo recomendado por la Organización Panamericana de La Salud (OPS): por un lado, la prohibición total del uso de aceites parcialmente hidrogenados en la industrialización de alimentos y, por otro, la restricción del uso de grasas trans a no más de dos gramos por cada cien gramos de producto, aunque puede darse una combinación de ambas en la propuesta planteada para actualizar la Ley General de Salud.
Además, la Secretaría de Salud trabaja para modificar el Reglamento de Control Sanitario sobre Productos y Servicios, con el fin de limitar el uso de grasas trans. Así, incorporarán un título sobre aceites y grasas comestibles y sobre alimentos preparados y semi-preparados. Asimismo, el etiquetado a alimentos que se empezó a aplicar desde 2019 ya establece la advertencia “exceso de grasas trans” para orientar a los consumidores hacia mejores decisiones.
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DZ