La obesidad está a la orden del día. Según la OMS, desde mediados de los años setenta hasta 2016, se multiplicó por diez en la población infantil y adolescente. Para prevenirla en este grupo de población, es importante algo obvio y que, a menudo, se hace complicado: una adecuada alimentación. Sobre ello hablaron Anna Bach, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC y las expertas Nadia San Onofre, investigadora postdoctoral en salud pública nutricional y profesora de la UOC; Gemma Salvador, dietista nutricionista de la Agencia de Salud Pública de Catalunya, y Paula Berruezo, coordinadora técnica de investigación y programas de la Gasol Foundation en Europa.
De la leche materna a los armarios de casa: cuatro puntos clave
Gemma Salvador resume, en cuatro puntos clave, qué es necesario para una alimentación saludable en la infancia y en la adolescencia en casa. En primer lugar, afirma que se debe informar y apoyar a las familias para que puedan ofrecer lactancia materna a los bebés. En segundo lugar, la introducción de la alimentación complementaria, a partir, aproximadamente, de los seis meses de edad, debe enfocarse como un proceso educativo y, por tanto, deben ofrecerse alimentos básicos y saludables y respetar las preferencias y la sensación de saciedad de los bebés.
El tercer punto, explicó, es el acompañamiento de los adultos en las comidas: “Cada vez insistimos más en ello porque, en niños y niñas un poco más mayores, ya hay evidencia científica de que incrementar diez minutos al día el acompañamiento familiar reduce el porcentaje de obesidad infantil”. Finalmente, la dietista-nutricionista invitó a las familias a tener en la nevera y en la despensa alimentos saludables y limitar los que son de consumo muy puntual, como los dulces, etc.
La experta del Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya recordó también las tres guías que el gobierno catalán ha editado para orientar a las familias y también a los profesionales de las escuelas y las empresas de restauración colectiva. Se trata de Pequeños cambios para comer mejor, La alimentación saludable en la etapa escolar y Alimentación saludable en la primera infancia, esta última, actualizada muy recientemente.
Nutrición vegetariana o vegana, sí, con suplemento de B12
¿Es adecuado alimentar a los más pequeños con una dieta vegetariana o vegana? Salvador respondió en positivo: “Si está bien planificada, igual que lo debe estar la omnívora, ¿puede ser saludable? Perfectamente. Solo recordar que sí que hay un compuesto, la vitamina B12, que debe incluirse como complemento alimentario en cualquiera de las versiones vegetarianas”.
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Sostenibilidad y salud: hacia las legumbres y el pescado azul
Cuando se trata de alimentación y salud, es importante preguntarse qué sucede con aquellos que no llevan una dieta saludable o hacen una ingesta inadecuada de algunos grupos de alimentos. Según la profesora Nadia San Onofre de la UOC, hay una investigación que arroja luz sobre este tema en jóvenes estudiantes analizando el caso concreto de ingesta de pescado. Resulta que aquellos que no cumplen las recomendaciones alimentarias de este producto, tienden a optar por alimentos ultraprocesados y cargados de azúcar. En otras palabras, se sustituyen alimentos saludables por otros que no lo son tanto, lo que termina afectando a la salud de forma negativa.
Además, habló de las barreras que impiden comer de forma saludable y sostenible, como la falta de tiempo, el nivel económico o la educación de las familias. “Debemos actuar y tener en cuenta qué barreras nos impiden llevar a cabo una dieta saludable y también sostenible”, remarcó.
Gemma Salvador recomendó potenciar el consumo de pescado azul de pequeño tamaño. La experta resaltó su bajo precio, su calidad nutricional y su estacionalidad. A pesar de reconocer que es más difícil de preparar, resaltó que “las empresas de congelación de pescado ya sirven a los comedores escolares pescado limpio fileteado, y eso, para las cocinas, es fantástico”.
En cualquier caso, la nutricionista de la Agencia de Salud Autonómica advirtió que, por cuestiones de sostenibilidad, las recomendaciones de consumo de pescado van a la baja y, en este sentido, destacó la necesidad de poner en valor el consumo de legumbres: “La perfecta alternativa es incrementar legumbres como fuente de dieta mediterránea”, dijo, destacando su calidad proteica, su contenido en fibras, carbohidratos, micronutrientes y minerales, además de su bajo precio y proximidad.
Qué pueden hacer los gobiernos y las escuelas
Por su parte, Paula Berruezo, referente de los programas e investigaciones para la promoción de hábitos saludables en la infancia y adolescencia en la Gasol Foundation, sacó a relucir el “entorno obesogénico” que los menores se encuentran en las calles, en las aplicaciones de los teléfonos móviles, en la escuela y en casa. En este sentido, Berruezo destacó la necesidad de evitar dichos entornos, sobre todo en barrios de nivel socioeconómico bajo.
Nadia San Onofre expone datos reveladores, como que solo un tercio de los escolares consumen fruta diariamente, que un 85% consumen ultraprocesados de forma habitual o que tan solo un 20% realiza actividad física moderada de forma diaria. No obstante, se mostró optimista respecto a la evolución de los menús en las escuelas. En concreto, destaca el beneficio que supone que la administración edite guías y haga un seguimiento sobre el cumplimiento que las empresas de restauración hacen de las recomendaciones establecidas en esas guías.
En cuanto al contenido curricular, Salvador resalta la necesidad de ir más allá de la educación nutricional y crear un “espacio curricular de salud, de hábitos saludables”, con un contenido mucho más amplio.
En esta línea, Berruezo añadió que aquello que comen los menores, y cómo lo ingieren, está también relacionado con su estado emocional e, incluso, con cómo de capaz se siente su madre o padre de prepararle platos saludables, lo que a su vez está relacionado con las influencias sociales y familiares.
En este sentido, la conclusión a la que llegan los expertos es que para que los pequeños y jóvenes se nutran bien, no se trata solo de recomendar qué comer o no comer, sino que es fundamental que el entorno los acompañe y que favorezca su salud mental, su participación y su acceso a la comida saludable. Asimismo, es necesario el apoyo de las administraciones públicas a través de regulaciones y acciones en el espacio público. En otras palabras, la alimentación saludable de los menores requiere un abordaje holístico.
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