Por Cindi Islas
México, D. F., 8 de junio (Mundo de Hoy).- La Sociedad Mexicana de Dermatología Cosmética y Láser celebró los “10 años del botox” en el uso y aplicación estética, con la inauguración del Congreso Internacional de Dermatología Cosmética, Láser y Pelo.
La apertura del congreso fue realizado ayer y reunió a miles de especialistas cosméticos de varios países. El foro se realizó para proporcionar información suficiente a pacientes y a la comunidad médica, con el fin de tener las herramientas básicas que respalden el sustento científico de las nuevas tecnologías –procesos no quirúrgicos- en el ámbito estético.
El botox o toxina butolínica tipo A -de los laboratorios Allergan- es una proteína que relaja los músculos en la cara o el cuello y disminuye o desvanece las líneas de expresión. Las dosis se aplican por unidades en proceso no quirúrgicos –inyecciones-, pero además es utilizada en problemas como blefaroespasmo –parpadeo excesivo que llega a causar ceguera funcional-, distonía cervical, hiperhidrosis –sudoración excesiva-, parálisis cerebral infantil, depresión, obesidad y asma, de estos tres últimos aún están comprobando su eficacia.
La molécula se absorbe en el nervio inmediatamente y tras algunas semanas se secreta, vía hígado y riñón. El costo del tratamiento dependerá de las dosis que se aplicarán, por ejemplo de 20 dosis cuestan dos mil pesos.
Dentro del cuerpo humano la toxina actúa inhibiendo la liberación de la aceticolina –sustancia que produce el cerebro para que se muevan los músculos-. Al ser aplicada, la molécula impide que los músculos se activen, la duración de los efectos duran entre tres y cuatro meses.
Estuvieron presentes en el Congreso Internacional: los doctores Francisco Pérez Atamoros, director del Centro Dermatológico Tennyson; Alastair Carruthers, especialista en dermatología, y la doctora Jean Carruthers, oftalmóloga, ambos de origen canadiense.
La aplicación del botox en tratamientos cosméticos se descubrió de manera accidental por la doctora canadiense Jean Carruthers, en 1987, cuando trataba a una paciente de blefaroespasmo.
La enferma estaba siendo tratada con la toxina butolínica tipo A y al aplicarse el producto en la frente notó que su piel se veía más jovial y las arrugas se desvanecieron casi en su totalidad, por lo que pidió a la doctora que continuara con el tratamiento, a pesar que los síntomas de su enfermedad había desaparecido.
Después del descubrimiento, la oftalmóloga y su esposo Alastair Carruthers decidieron realizar una investigación para que la toxina fuera aceptada para uso cosmético por las autoridades de salud de Estados Unidos y Canadá.
El estudio incluyó a 30 pacientes y duró tres años. El 29 de julio de 2004, el matrimonio descubridor de la nueva aplicación de la toxina butolínica presentó el primer estudio mundial de seguridad a largo plazo de botox-cosmético ante la Academia Americana de Dermatología. A partir de entonces la aplicación de la toxina butolínica ha sido avalada por más de 72 países y con más de tres mil estudios científicos.
“El procedimiento no deja una apariencia artificial ni paraliza la cara si la persona es tratada por un médico experimentado y certificado para este tratamiento”, dijo Alastair Caruthers en conferencia de prensa.
Entre las recomendaciones médicas a quienes deseen ser candidatas al botox están: la toxina debe ser aplicada exclusivamente por médicos especialistas, certificados médicamente y autorizados para la aplicación del producto. Si se desea combinar con otros tratamientos debe hacerse con la información necesaria.
Además de que ya está lista la página web www.botoxcosmetic.com (o al teléfono 5531-0865) en donde aparece una base de datos de todos los doctores certificados para la aplicación de la proteína en México. Así se evita que la gente acuda con charlatanes y sean víctimas de daños.