Por Ady Corona
México, D. F., 14 de julio (Mundo de Hoy).- Todo lo relacionado con el funcionamiento de nuestro cuerpo es importante y de sumo interés; todas y cada una de las áreas que nos componen tienen una función vital y, por lo tanto, si se padecen deficiencias, las reacciones que se presenten pudieran poner nuestra vida en peligro.
El torrente sanguíneo debe tener una dinámica de paso por las venas y arterias de nuestro organismo sin problema alguno, no obstante, el taponamiento de éstas por causas diversas nos pueden acarrear problemas serios si no se tratan a tiempo, pueden ocasionarnos hasta la muerte.
Muchas de nuestras actividades diarias, tanto en el trabajo como en la casa, nos mantiene en una sola postura por muchas horas, ya sea de pie o sentados, por lo que en nuestras piernas de pronto tenemos sensaciones de hormigueo, cansancio y hasta calambres.
Tanto hombres como mujeres estamos expuestos a padecer de várices, que no son más que la obstrucción del paso de la sangre por nuestras venas ante la falta de buena circulación por mantener inactivo nuestro cuerpo por periodos prolongados.
Las várices no distinguen sexo, color, ni preferencia… Además, existe la creencia de que las personas con sobrepeso u obesidad son las únicas candidatas a padecer várices, pero lo cierto es que hasta la gente más delgada es propensa a ello.
El angiológo es quien debe tratar este problema vascular, porque no sólo el sobrepeso o la inactividad puede propiciar este trastorno circulatorio, sino también el calor, por lo cual nuestra salud podría verse afectada si al detectarnos várices no las atendemos, sobre todo en estos tiempos, en que de forma acelerada la radiación solar incrementa con el paso del tiempo.
Y es que hasta un trastorno hormonal o el embarazo pueden ser detonadores para que aparezcan estas venitas gordas y de color azul intenso en nuestras piernas, principalmente, pues son éstas quienes cargar con el peso de nuestro cuerpo, por lo que al verse obstruidas detienen el paso de sangre que es la que debe correr continuamente y alimentar el corazón.
En muchas ocasiones se ha hablado de este padecimiento, pero lo cierto es que no sólo puede quedarse en un simple tratamiento de ejercicios y de duchas de agua fría para regenerar nuestras venas, sino que deben extremarse los cuidados ante un posible desprendimiento de coágulos.
La sangre al ver que no puede pasar, se estanca e inflama nuestras venas, no obstante, puede llegar a formar coágulos que comienzan a viajar por el torrente sanguíneo y llegar hasta el cerebro, lo cual, indiscutiblemente y en casos severos, ocasionaría un derrame cerebral.
Siempre hay alternativas para prevenir y, en su defecto, tratar estos trastornos de la pared vascular, pero hay que advertir del riesgo de caer ante charlatanes que prometen inyecciones en la zona afectada para "aliviar y erradicar" las várices, que sólo podría provocar úlceras e infectar la zona por las sustancias extrañas que suministran al cuerpo.
Existen tratamientos médicos que pueden ayudarnos a combatir esta alteración, como fármacos que controlan sólo de forma temporal, más la cirugía es la única alternativa que se tiene para erradicar de forma total las várices, aunque tiene su inconveniente: es sumamente costosa.
La escleroterapia sólo consiste en inyectar con sustancias químicas la vena o las venas afectadas para que irrite la zona y pueda cerrarla, con lo cual la dilatación desaparece y el funcionamiento sanguíneo puede volver a ser normal, si es que no se descuida el ejercicio para nuestro cuerpo.
De este modo, si alguno de ustedes, estimados lectores, ya padecen de las molestias venitas saltadas, procuren no utilizar calcetas o medias apretadas, en el caso de las mujeres evitar los zapatos de tacón y supervisar médicamente el grado de alteración que se tiene para evitar un problema mayor.