Según las estimaciones, en 2007 murieron 9 millones de niños menores de cinco años, un número considerablemente inferior a los 12,5 millones que se calcula murieron en 1990, el año de referencia en relación con el que se evalúan los progresos hacia la consecución de los ODM. No obstante, en muchos países africanos y, en general, en los países de bajos ingresos, los progresos han sido insuficientes para alcanzar la meta de los ODM de reducir en dos terceras partes la mortalidad infantil para 2015.
La reducción del número de defunciones de niños menores de cinco años ilustra lo que se puede conseguir mediante el fortalecimiento de los sistemas de salud y la intensificación de intervenciones tales como la distribución de mosquiteros tratados con insecticida para prevenir el paludismo y la terapia de rehidratación oral contra la diarrea, la ampliación del acceso a las vacunas y el mejoramiento de los sistemas de abastecimiento de agua y saneamiento en los países en desarrollo», dijo el Dr. Ties Boerma, Director del Departamento de Estadística e Informática Sanitarias.
Las Naciones Unidas y sus asociados establecieron los ODM con el fin de alcanzar mejoras importantes en ocho esferas de la salud y el desarrollo para 2015.
«Con la mitad del camino recorrido, el análisis revela signos de progresos alentadores», observó el Dr. Boerma. «No obstante, es preciso redoblar los esfuerzos para fortalecer los sistemas de salud de los países afectados por elevados niveles de VIH/SIDA, dificultades económicas o conflictos. Además, es necesario prestar mayor atención a los grupos más pobres de los países en los que los progresos suelen ser los más lentos y las tasas de mortalidad infantil se mantienen elevadas.»
«Las esferas en las que la evolución ha sido escasa o nula son, en particular, la salud de la madre y del recién nacido. Se estima que el 37% de las defunciones de niños menores de cinco años se produce en el primer mes de vida, y la mayoría de ellas en la primera semana», añadió el Dr. Boerma. «Aunque fragmentarios e incompletos, los datos sugieren que las regiones que menos progresan registran los niveles más altos de mortalidad materna.»
«Los desafíos futuros están relacionados con las deficiencias de los sistemas de salud, las enfermedades crónicas no transmisibles y las nuevas amenazas sanitarias, tales como las pandemias y el cambio climático», señaló el Dr. Boerma.
Entre otras conclusiones, el informe revela que:
La disponibilidad de medicamentos esenciales en los centros de salud pública suele ser limitada y los precios se mantienen elevados, incluso para los medicamentos genéricos.
Actualmente, más de 3 millones de personas de países en desarrollo están recibiendo tratamiento antirretrovírico, lo que demuestra que los tratamientos complejos de enfermedades crónicas son posibles en entornos de bajos ingresos.
La tasa de embarazo en adolescentes sigue siendo elevada. En 2006, por cada 1000 mujeres de 15 a 19 años se registraron 48 nacimientos, una pequeña disminución respecto de los 51 por 1000 registrados en 2000.
En todo el mundo, las enfermedades no transmisibles provocan 51 de cada 100 defunciones; las enfermedades transmisibles y los trastornos relacionados con la maternidad y la nutrición, 34; y las lesiones, 14. Los cambios en las estructuras de edad de la población, así como en los factores de riesgo y las características epidemiológicas dan lugar a incrementos en la proporción de defunciones debidas a enfermedades no transmisibles, entre ellas las enfermedades cardiacas, cerebrovasculares, cánceres y accidentes de tráfico. Muchos países en desarrollo deben afrontar la doble carga de las enfermedades infecciosas y las no transmisibles, lo que abruma a sus sistemas de atención de salud. Es preciso tomar medidas inmediatamente para realizar intervenciones que promuevan la reducción del consumo de tabaco y prevención del sobrepeso, la obesidad y la hipertensión arterial.