Numerosos estudios ya demostraron que un índice de masa corporal (IMC) elevado está asociado a índices mayores de muerte por causa de enfermedades cardiovasculares, diabetes o algunos tipos de cáncer. Por el contrario, un IMC bajo estaría asociado a un aumento de mortalidad por otras causas como enfermedades respiratorias o cáncer de pulmón.
Sin embargo, los investigadores afirman que estas asociaciones podrían verse alteradas por otros factores como el fumar o motivaciones socio-económicas. También subrayan el hecho de que una enfermedad grave, como puede ser un cáncer del pulmón, conlleva a la vez pérdida de peso y mortalidad más elevada.
Un equipo de la universidad de Bristol (Gran Bretaña) y del Instituto Karolinska de Suecia trató de controlar esas posibles alteraciones comparando el IMC de personas entre 17 y 25 años y la mortalidad entre sus padres. Su análisis se basó en más de un millón de parejas hijos-padres suecos, midiendo la altura y el peso de los hijos entre 1969 y 2002.
De acuerdo a los resultados de estudios anteriores, los investigadores mostraron sólidas asociaciones entre un IMC elevado de los hijos y la mortalidad de los padres a causa de enfermedades cardiovasculares, diabetes o cáncer. Por el contrario, no hallaron la prueba de que un IMC bajo en los hijos correspondiese a un peligro agudizado para los padres de muerte por enfermedades respiratorias o cáncer de pulmón.
“Esos resultados sugieren que las aparentes consecuencias negativas de un IMC bajo en la mortalidad por enfermedades respiratorias y cáncer de pulmón podrían estar excesivamente consideradas, mientras que los efectos nefastos de un IMC alto podrían estar muy subestimados”, concluyeron los investigadores. Se considera que un adulto está en sobrepeso cuando su IMC (relación entre el peso y la altura por metro cuadrado) está por encima de 25. Se habla de obesidad por encima de 30 y de delgadez por debajo de 20.