El estudio, publicado en el New England Journal of Medicine, afirma que también se debe reducir el consumo de almidones refinados como el pan y el arroz blancos y señala que las recomendaciones oficiales actuales sobre nutrición no son suficientes para prevenir la obesidad.
La investigación recoge los resultados del mayor estudio del mundo sobre dieta, el Proyecto Diógenes (Dieta, Obesidad y Genes), realizado desde 2005 en ocho países europeos con fondos de la Unión Europea y dirigido por la Universidad de Copenhague.
El objetivo era comparar las recomendaciones dietéticas oficiales en Europa con una dieta basada en los últimos conocimientos sobre la importancia de las proteínas y los hidratos de carbono para regular el apetito.
“Nuestra investigación documenta que si las autoridades quieren prevenir la obesidad, deben recomendar a la población comer más proteínas”, señaló Thomas Meinert Larsen, uno de los directores del proyecto.
Larsen resaltó también la conveniencia de ingerir vegetales y frutas ricos en fibras, por ejemplo, manzanas y peras, antes que plátanos y kiwis.
En el estudio participaron 772 familias europeas, incluyendo a 938 adultos y a 827 niños.
Los adultos siguieron inicialmente durante 8 semanas una dieta de 800 kilocalorías por día, perdiendo una media de 11 kilos, y luego se les asignaron durante otros 6 meses cinco dietas bajas en grasas diferentes para evaluar cuál era la más efectiva a la hora de evitar recuperar peso.
Los mejores resultados los obtuvieron quienes siguieron la dieta rica en proteínas, con un aumento de peso 0.93 kilos menor que a los que se les ordenó una pobre en proteínas, según el estudio.
Para los que recibieron una alimentación baja en índice glucémico, el aumento de peso fue de 0.95 kilos menos que los que observaron una dieta rica en índice glucémico.
La investigación realizada con los 827 niños, que se publicó en el American Medical Journal Pediatrics, ofreció resultados sorprendentes.
Los niños, un 45% de los cuales eran obsesos, no fueron sometidos a una dieta hipocalórica, pero comieron los mismos alimentos que sus padres.
En los que siguieron una dieta rica en proteínas y baja en índice glucémico, la prevalencia de sobrepeso cayó de forma espontánea del 46 al 39%.