La obesidad está relacionada con enfermedades como diabetes mellitus, hipertensión; pero también, aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama, próstata, endometrio, colon, ovario y páncreas. Tanto el sedentarismo y la comida rica en grasas saturadas son los principales detonadores de la obesidad y cáncer.
Hablar de la obesidad y el cáncer, parece oportuno y necesario. Esta necesidad obedece a que en México hay una epidemia de sobrepeso y obesidad, evaluado por mediciones realizadas por encuestas nacionales de salud. El problema radica en que alrededor del 30 por ciento de los niños que desarrollan sobrepeso y obesidad antes de los cinco años de edad, van a permanecer obesos o con sobrepeso durante toda la vida adulta, y es durante esta etapa de su vida cuando desarrollan comorbilidades asociadas a la obesidad, entre estas: diabetes mellitus, hipertensión y cáncer.
Se ha publicado que la mayoría de los tumores malignos se relacionan con factores de riesgo asociados con el estilo de vida, en particular el consumo de tabaco, dieta e infección con virus. Hasta 30% de los cánceres parecen estar asociados con la dieta, otro 30% con el consumo de tabaco y otro 30% a infecciones virales, por lo tanto, dejar de fumar, modificar la alimentación e incluir ejercicio físico, desempeñan un papel clave para disminuir un porcentaje importante de tumores malignos.
Relación de cáncer con:
Dieta 30 por ciento
Tabaco 30 por ciento
Infecciones virales 30 por ciento
Numerosos estudios establecen un conjunto de recomendaciones alimentarias, en dos vías:
Evitar y reducir el consumo de alimentos relacionados con ciertos tipos de cáncer
Estimular el consumo de alimentos que ayudan a disminuir ciertos tipos de cáncer.
Los diferentes estudios epidemiológicos ponen en evidencia la estrecha relación que hay entre el aumento de contenido de grasa de la dieta, obesidad y el aumento en la incidencia de cáncer de mama, de colon, próstata, endometrio, ovario y páncreas.
De acuerdo a las diferentes encuestas realizadas en México, entre los 20 y 70 años de edad, la prevalencia de sobrepeso y obesidad en nuestra población es del 70 por ciento, y si consideramos sólo a personas mayores de 50 años, la prevalencia de obesidad es del 85 por ciento. Es decir, hoy tenemos a una población mayor a los 50 años de edad en alto riesgo de desarrollar cáncer, diabetes o hipertensión. Estas enfermedades tienen una base común, la cual está asentada por la resistencia a la insulina.
¿Como determinar si una persona cursa con sobrepeso u obesidad?
Un indicador es medir el Índice de masa corporal (IMC), siguiendo la siguiente fórmula: peso/ talla2.
Por ejemplo:
70 kg /1.702
=70 kg / (1.70) (1.70)
=70 kg /2.89
= 24.2 IMC
**El IMC establece que personas entre 25 y 29 de IMC se consideran con sobrepeso; con 30 de IMC o más, con obesidad.
Adiposidad corporal aumenta riesgo de cáncer
La acumulación de grasa visceral se asocia con una alteración de la regulación endocannabinoide, cambios en el funcionamiento y producción de citocinas y adipocitocinas; baja producción de proteínas que transporta la glucosa, y con ello, aumenta la insulina compensadora, aumentando los ácidos grasos libres en la sangre. Estos cambios conducen a daño de las células endoteliales (células que revisten la luz de los vasos sanguíneos), cambios en la capacidad de respuesta en la presión de los vasos sanguíneos, y con ello, ateroesclerosis, acumulación de grasa en el hígado, diabetes mellitus e hipertensión arterial.
Lo que una persona suele comer está estrechamente influenciado por la cultura, estado socioeconómico y otros fenómenos influidos por la mercadotecnia, así como por la época del año (como en las vacaciones).
Se ha establecido que el sobrepeso, el sedentarismo y su resultado en aumento de la adiposidad corporal, aumentan el riesgo de algunos tipos de cáncer. Se conoce que los adipocitos no sólo representan energía acumulada, sino que también secretan varias sustancias bioactivas que pueden afectar los procesos proliferativos. El aumento de la grasa corporal acumulada, promueve la resistencia insulinica y el aumento de las hormonas sexuales, y con ello, aumenta el riesgo de padecer cáncer sensible a hormonas.
Cánceres asociados
De los tumores malignos asociados a cáncer figuran el cáncer de mama, cuya relación aumenta sobretodo en mujeres postmenopáusicas de un 30 a 50 por ciento comparado con las premenopáusicas. Esto se relaciona con los efectos estrogénicos del tejido adiposo. En relación con la mortalidad por cáncer de mama, las mujeres muy obesas (IMC>40 Kg/m2) tienen tres veces más riesgo que las mujeres delgadas. Esto es debido a varias razones, por un lado el efecto biológico de la adiposidad; y por otro lado, el retraso en el diagnostico que sucede en las mujeres obesas, a quienes se les dificulta más la autoexploración mamaria y la interpretación de la mastografía. En un estudio de cerca de 800 mujeres con cáncer de mama vistas en el Instituto Nacional de Cancerología, el 75 por cientode ellas, se encontraba con sobrepeso y/o obesidad.
Otros de los tumores malignos asociados con obesidad son el cáncer de endometrio, cáncer de ovario, el cáncer de colon y de próstata, entre los más frecuentes.
Hay dos tipos principales de tejido adiposo: el subcutáneo y el visceral. El subcutáneo está localizado entre la piel y el músculo. El tejido graso visceral se localiza principalmente en las cavidades del organismo, principalmente en la cavidad abdominal. El tejido graso visceral es metabólicamente más activo comparado con el subcutáneo, esto es debido a la alta actividad lipolítica y gran liberación de ácidos grasos libres; hormonas como la adiponectina, factor de necrosis tumoral, resistina, entre algunas. Estos producen un aumento en la resistencia a la insulina (baja la respuesta del músculo, hígado y grasa a la insulina). El aumento de insulina en el plasma de la sangre, aumenta el riesgo de padecer cáncer de endometrio, colon, páncreas, entre otros. Al igual, el tejido graso es una fuente importante de estrógenos circulantes, principalmente en mujeres posmenopáusicas. Estos estrógenos aumentan la proliferación de células, predominantemente de órganos %u201Cblanco%u201D como el endometrio, mama y ovario. Estas hormonas esteroideas en el hombre llevan a un aumento de andrógenos y bajo la misma explicación, favorece el riesgo de desarrollar cáncer de próstata.
Hipermetabolismo
Podemos concluir que el común denominador que relaciona a la obesidad y el cáncer es que el hipermetabolismo sirve de combustión para la proliferación celular. Por ello, habrá que reducir el consumo de carne roja, mantequilla y grasas animales (principalmente grasa saturada), sustituyéndolas por carne magra, pescado, pollo sin piel, aceite de oliva, además de aumentar el consumo de fibra de origen vegetal a través de frutas y verduras (hortalizas y cereales). Con el consumo de estas últimas se ingieren micronutrientes antioxidantes que ayudarán a disminuir el riesgo de padecer cáncer de cavidad bucal, laringe, esófago, estómago y colon.
Como conclusión, podemos decir que quien tiene menos actividad física, ocupa mayor tiempo frente al televisor y su patrón de alimentación es de mayor consumo energético, tendrá más probabilidad de aumentar su Índice de masa corporal, diámetro en la cintura, y como consecuencia, obesidad y enfermedades relacionadas como diabetes mellitus, hipertensión y cáncer.
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Instituto Nacional de Cancerología
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Tel.: 5628-0400
Dr. Abelardo Meneses García, Lic. Luigina di Nicola, Lic. Tania Sanz. Instituto Nacional de Cancerología.