La diabetes se ha convertido en un importante problema de salud pública en el mundo. Se calcula que para el 2030 serán 360 millones de afectados. Tan sólo en México existen 6.5 millones de casos, más otros seis millones no diagnosticados, afirmó Tirso Ríos Castillo, investigador emérito del Instituto de Química (IQ) de la UNAM.
El especialista señaló que el país ocupa el noveno lugar mundial en cuanto a ese padecimiento; en la actualidad, 13 por ciento de las muertes de mexicanos se debe a esa enfermedad.
Expuso en el ciclo de conferencias La ciencia más allá del aula, que organiza la Facultad de Química, que la nación además ocupa el segundo lugar de personas obesas y dos de cada tres sujetos sufren sobrepeso. Es un padecimiento íntimamente ligado a los hábitos alimenticios, y requiere atención para lograr su control. La dieta es rica en almidones %u2013como tortilla, sopes, chilaquiles, pozole%u2013, grasas y comida chatarra.
Pero esto también se asocia con un problema social importante. En México, 52 por ciento de la población está en pobreza extrema; se trata de un sector con una ingesta pésima, porque “a sueldos pobres, dietas pobres”, refirió.
En la conferencia Efecto hipoglucemiante de algunas plantas mexicanas, el científico recordó que glucemia es el nombre de un trastorno cuyo nombre deriva del griego y significa “dulzor en la sangre”, es decir, presencia de azúcar en ese torrente. Hoy se denomina Diabetes mellitus, provoca fuerte debilidad, mucha sed, producción de orina en exceso y sensación continua de hambre. Los médicos señalan la existencia de dos tipos: 1 y 2.
La “enfermedad dulce” se caracteriza por la incapacidad del organismo para controlar los niveles de glucosa en la sangre. A largo plazo produce lesiones vasculares y nerviosas, altera el funcionamiento de los riñones, corazón y retina; asimismo, acarrea problemas graves en las extremidades y, en algunas ocasiones, hay que recurrir a la amputación, afirmó.
Dentro de los factores que más influyen en la aparición de este padecimiento se encuentra el sedentarismo, el alto consumo de carbohidratos y grasas, y el sobrepeso, agregó.
Tirso Ríos aclaró que entre los mitos manejados alrededor de la obesidad se encuentra, por ejemplo, que los pequeños gordos son sinónimo de niños sanos. Estudios realizados en esta casa de estudios señalan que 63 por ciento de los adolescentes la padecen y sólo de 5 a 10 por ciento reúnen las condiciones físicas y fisiológicas para lograr bajar de peso sin recurrir a “soluciones fáciles” y dietas.
Al respecto precisó que la gente recibe mensajes de un sinnúmero de productos para bajar de peso que son verdaderos engaños y fraudes.
En este contexto, abundó, aparecen las plantas mexicanas con efecto hipoglucémico, provenientes de una larga tradición herbolaria, la cual “usa un gran número de vegetales a los que se les atribuyen propiedades para controlar la diabetes”.
Los expertos apuntan que hay 300 especies con ese efecto, aunque hay señales de que podrían ser 500, de 93 familias y 235 géneros, sostuvo. Algunas son conocidas y usadas, como el nopal, garumbullo, orégano del monte, palo santo y guareque. Este último es usado en el norte del país por los indios seris y yaquis para atacar el mal.
En el caso de Curcubita ficifolia o chilacayote, se han encontrado compuestos como flavonoides, terpenos, esteroles, alcaloides, taninos, aceites esenciales y polisacáridos, concluyó. Por su actividad anti-glucémica se usa crudo, en licuados.