Seguir los consejos de los nutriólogos que piden que consumamos cinco porciones de frutas y verduras al día no es complicado; pero nos podemos quedar con cara de interrogación cuando queremos seguir sus indicaciones para no pasarnos de seis gramos de ingesta de sal o 20 gramos de grasas saturadas y nos enfrentamos ante la lectura de una etiqueta informativa en un alimento.
Nos enfrentamos a un mundo que parece ajeno cuando vemos el contenido de calorías, proteínas, carbohidratos y grasas de cada producto, ¿cómo traducimos eso para saber si es nutritivo o no el manjar que queremos llevar a casa?.
El doctor Abelardo Ávila Curiel, investigador del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán de México, explica que las etiquetas confunden más de lo que informan, pues están hechas para que sean interpretadas por expertos.
Científicos de todo el mundo han sugerido que para facilitar más la elección de productos, basandose en el contenido nutricional, lo mejor es hacer un tipo semáforo que con los colores rojo, ámbar y verde, advierta al consumidor el riesgo de consumir el producto.
La propuesta ha sido desechada en Europa y Estados Unidos, específicamente por la oposición de la industria alimentaria, pues muchos productos tendrían una etiqueta color rojo para avisar al consumidor que tiene alto contenido de grasa, azúcar o sal.
Mientras ese problema se resuelve, el doctor Abelardo Ávila Curiel explica que para elegir los alimentos debemos:
Conocer qué es una dieta saludable
Ser conscientes de que muchos de los productos industrializados no son nutritivos por su alto contenido de sal, grasas y azúcares.
La dieta, señala el experto, debe estar basada en productos naturales: cereales integrales, frutas y leguminosas, así el sodio y azúcar de los alimentos procesados no causarían tanto daño.
Más que ver las etiquetas de los alimentos, el especialista pide al consumidor seguir el sentido común, preferir siempre lo natural y no fiarse de las etiquetas que dicen “bajo en calorías” o “light”.
En Estados Unidos, el gobierno hizo recientemente unas recomendaciones para evitar la obesidad: preferir el agua al refresco, comer frutas y verduras, reducir el consumo de alimentos procesados y comer menos.