Cuidar el nivel de
glucosa (azúcar) en la sangre, asistir a revisiones médicas periódicas, llevar
una dieta balanceada y realizar por lo menos 30 minutos diarios de actividad
física, son algunas recomendaciones que especialistas del Instituto Mexicano
del Seguro Social (IMSS) emiten para evitar la glomeruloesclerosis focal y
segmentaria, mal directamente asociado con la obesidad.
Se trata de una
enfermedad renal agresiva que implica acumulación de grasas y otros desechos
del cuerpo humano en los riñones, y que para su tratamiento requiere diálisis.
El doctor José Ángel
Fonseca Alva, nefrólogo encargado del servicio de hemodiálisis del Hospital
General Regional (HGR) con Unidad Médica de Atención Ambulatoria (UMAA) número 2
Villa Coapa del IMSS, indicó que los signos para detectar este padecimiento son
proteinuria (orina espumosa), hipertensión, disminución de peso y del apetito,
entre otros.
Estos signos, comentó,
pueden presentarse en conjunto como síndrome nefrótico, que se caracteriza por
una triada: alteración de las grasas, ya sea por colesterol o triglicéridos
elevados (dislipidemia); hinchazón de pies, piernas y manos (edema), y
proteinuria por arriba de 3.5 gramos de proteínas en orina de 24 horas.
Datos de la
Organización Mundial de la Salud indican que la obesidad ha aumentado hasta 75
por ciento en la población general y esto ha condicionado un factor de riesgo
para desarrollar la enfermedad renal crónica, por lo que se estima que aproximadamente
el 30 por ciento de los pacientes con sobrepeso pueden desarrollar falla renal.
Para su diagnóstico,
explicó el nefrólogo, es necesario realizar una biopsia renal para corroborar
la presencia de la enfermedad. Como estudio complementario se toma una muestra
de orina de 24 horas y se determina la cantidad de proteínas que se han expulsado,
para saber en qué estado de enfermedad renal se encuentra el paciente.
Para su tratamiento,
los especialistas del Seguro Social ofrecen dos alternativas: un programa
nutricional, para llevar una dieta balanceada, y realizar actividad física, con
la finalidad de lograr el peso ideal.
Cuando el paciente ya
tiene daño renal, se le brinda tratamiento farmacológico para controlar los
principales factores de riesgo y así retrasar la progresión de la enfermedad.
Los medicamentos prescritos serán antihipertensivos, que ayudan a reducir la
presión arterial y al mismo tiempo evitan que el riñón deseche proteínas.
Finalmente, el doctor
José Ángel Fonseca Alva recomendó a la población controlar los factores de
riesgo (glucosa, ácido úrico, colesterol, presión arterial, hipertensión) para retardar
la progresión del daño renal y así tener una mejor calidad de vida.