La leche materna es el nutriente ideal para el recién nacido que asegura un crecimiento y desarrollo óptimos, física y emocionalmente; por ello, en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) las madres reciben orientación sobre los cuidados y la alimentación que deben llevar, para que en la etapa de lactancia se logren reforzar las defensas del organismo del bebé.
La leche materna es rica en vitaminas A, B12, C y E, con sustancias únicas, como la proteína leptina, encargada de regular al organismo e indicar la cantidad de comida que necesita el cuerpo sin excederse. Además, uno de los efectos más benéficos de la lactancia materna es la comunicación psico-afectiva con el bebé, que favorece su desarrollo intelectual y emocional, lo que se traduce para la madre en una experiencia única e inolvidable, dijo la doctora Ana María De Titto Carboni.
La leche materna otorga al bebé proteínas, lípidos, vitaminas y ácidos grasos esenciales para el desarrollo del ser humano. Ayuda también en la formación del cerebro y de los sistemas visual y auditivo, por los ácidos grasos que contiene, como AA y DHA, conocidos como omega 3 y 6, agregó la pediatra del área de Prematuros de la Unidad de Medicina de Alta Especialidad (UMAE), del Hospital de Ginecobstetricia Número 4 del Instituto.
Además, agregó la especialista, en cuanto a las defensas, la lactancia materna protege al bebé de muchas infecciones, sobre todo de los aparatos digestivo y respiratorio, por medio de las inmunoglobulinas secretorias (anticuerpos).
También incluye productos biológicamente activos que protegen al bebé para muchas de las enfermedades propias del lugar de su nacimiento, a través de la memoria inmunológica de la mamá.
La pediatra del Seguro Social comentó que este alimento debe suministrarse de manera única los primeros seis meses de vida, para posteriormente iniciar la ablactación, que es la incorporación progresiva de otros alimentos, pero sin dejar por completo la alimentación de la lactancia, la cual es recomendable dar al bebé hasta los 9 o 12 meses.
Precisó la importancia del calostro, que es la primera leche que sale después del parto, la cual es de un color amarillento y por lo mismo llamada oro líquido. El calostro es de gran beneficio para el recién nacido debido a que está compuesto por aminoácidos esenciales, proteínas, minerales y vitaminas; también es rico en inmunoglobulinas, para prevenir infecciones, y leucocitos, para la destrucción de bacterias y virus.
Sugirió que la madre comience el cuidado de sus senos a partir del tercer mes de embarazo, evitando usar prendas que no se adapten al volumen de éstos. Antes de lactar al niño, dijo, debe lavarse las manos con agua y jabón, y enseguida limpiarse el pezón y la areola con agua hervida. El niño debe colocarse en posición semi sentada, para facilitar el eructo sin que vomite.
Dijo que la madre se ve beneficiada al amamantar a su hijo, ya que la lactancia promueve la involución del útero, disminuye la hemorragia, la anemia posparto y aumenta el periodo de óvulos inmaduros, evitando embarazos inmediatos; asimismo, disminuye el riesgo de desarrollar en un futuro cáncer de mama y ovario.
La doctora De Titto Carboni puntualizó que aquellos lactantes que no reciben leche materna o se les retira antes del tiempo indicado, tendrán mayores riesgos de contraer infecciones, desarrollar algún tipo de alergia e, incluso, sufrir de obesidad o desnutrición.
La lactancia materna es una oportunidad única de brindar al bebé sustancias imprescindibles para su desarrollo íntegro; además, tiene efecto positivo en la autoestima de la madre.