Verdades y mentiras de los refrescos

“Existen estudios tanto en seres humanos como en animales que muestran que los refrescos no producen saciedad y la compensación que proveen, en términos de la reducción del consumo de otros alimentos o bebidas en comidas posteriores, es baja, por lo que el efecto neto es un aumento del consumo de energía y por lo tanto la obesidad, la cual es precursora de diabetes, enfermedades del corazón, infartos y muchos otros problemas de salud”.

No. 1

Mentira. “No existe evidencia científica concluyente ni estadística de que el consumo de bebidas con contenido calórico sea el causante del alto crecimiento de los índices de la diabetes en México”.

Verdad. En México, contamos con el estudio de Jiménez-Aguilar y colaboradores, quienes analizaron datos de 10, 689 adolescentes de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006, en el que el consumo de refrescos se asoció positivamente con el Índice de Masa Corporal (IMC) en varones adolescentes mexicanos, ya que el análisis mostró que por cada porción consumida de refrescos, el IMC en los adolescentes varones aumentó 0.17 unidades.

Verdad. Un meta-análisis conducido por Vartanian y Schwartz encontró nexos claros del consumo de refrescos con el incremento de la ingestión de energía y peso corporal, y con el riesgo de diabetes y otras enfermedades no transmisibles.

Verdad. Una revisión sistemática conducida por Malik y colaboradores demostró una consistente asociación positiva entre el consumo de bebidas azucaradas, la ganancia de peso y la obesidad en niños y adultos.

Verdad. Otro estudio realizado por Liebman y colaboradores en 1817 adultos evidenció que aquellos que consumieron más de un refresco al día tuvieron 70% más probabilidad de presentar sobrepeso y 32% más probabilidad de presentar obesidad.

Verdad. Un meta-análisis conducido por Malik y colaboradores demostró la clara relación entre el consumo de bebidas azucaradas y el riesgo de presentar síndrome metabólico y diabetes mellitus tipo 2. Los participantes con mayor consumo de bebidas azucaradas tuvieron 20% más riesgo de desarrollar síndrome metabólico que los participantes de menor consumo. Los participantes con mayor consumo de bebidas azucaradas tuvieron 26% más riesgo de desarrollar diabetes que los participantes de menor consumo.

Verdad. Un estudio prospectivo reciente con datos del Estudio de Cohorte de Enfermeras de Estados Unidos de América encontró que las mujeres que consumen una o más porciones de refrescos endulzados con azúcar al día tienen un riesgo significativamente más alto de contraer diabetes mellitus tipo 2 respecto de aquellas que consumen menos de una porción al mes.

Verdad. Ensayo aleatorio de 18 meses en 641 niños de 4 a 10 años que recibieron 250 ml de refresco con azúcar en el que el puntaje Z de IMC aumentó 0.15 unidades de Desviación Estándar.

Verdad. Ensayo aleatorizado en 224 escolares y adolescentes con sobrepeso u obesidad y alto consumo de refrescos que fueron expuestos a una disminución en el consumo de refrescos. Al año de intervención encontraron una reducción de 0.57 unidades en el IMC y una pérdida de 1.9 kilogramos de peso.

Verdad. Revisión de tres estudios de cohorte de seguimiento  (32,000 participantes) en el que analizaron la interacción entre la predisposición genética con el consumo de refrescos en relación con el IMC y el riesgo de obesidad. Encontraron que la asociación genética con adiposidad fue más pronunciada entre los participantes con mayores ingestas de refrescos y el riesgo de incidencia de obesidad por cada incremento de 10 unidades de riego aumentó a medida que se incrementa el consumo de bebidas azucaradas

No. 2

Mentira.  “La ingesta de azúcares no son los causantes directos de la diabetes”.

Verdad. Diversos estudios han señalado una mayor frecuencia de diabetes y enfermedad coronaria asociadas con un mayor consumo de azúcar y harinas refinadas.

Verdad. Estudios epidemiológicos evidencian una mayor incidencia de diabetes y obesidad en las poblaciones que incluyen en su alimentación una tasa elevada de azúcar y harinas refinadas.

Verdad. El consumir alimentos ricos en carbohidratos simples (azúcares) precipita y contribuye al aumento de la incidencia de diabetes.

Verdad. Otros estudios también han informado que las dietas altas en sacarosa o fructosa causan deterioro en la tolerancia a la glucosa y resistencia a la insulina.

No. 3

Mentira.  “El consumo per cápita de los refrescos calóricos se ha mantenido prácticamente constante en los últimos 20 años, aportando sólo el 5.2% de las calorías totales que el mexicano promedio ingiere diariamente”.

Verdad. Los mexicanos nos hemos convertido en los mayores consumidores de refrescos en el mundo, con un promedio de 163 litros por persona al año, a la vez que es una de las poblaciones con mayores índices de obesidad y diabetes, presentando una de las tasas de mortalidad por diabetes más altas a escala internacional.

Verdad. En México, el consumo de bebidas azucaradas aporta más del 12% del total de energía  consumida.

Verdad. En México, en el periodo de 1999 a 2006, la energía consumida proveniente de bebidas altas en energía, en las que el refresco representa un papel predominante, incrementó más del doble en adolescentes y se triplicó en los adultos.

Verdad. La frecuencia en el consumo de refresco supera a alimentos básicos como leche, huevo, carne, frutas y verduras.

No. 4

Mentira. “Existe evidencia científica contundente acerca de la importancia de la adopción de los estilos de vida activos y saludables para disminuir el riesgo de diabetes, por ello la importancia del trabajo conjunto de los diferentes actores sociales.

Verdad. La promoción de estilos de buenos hábitos alimentarios y actividad física, no tienen ningún resultado efectivo sino se toman medidas para modificar las condiciones ambientales que producen la obesidad.

Verdad. Las acciones individuales han sido rebasadas y se requiere trabajar en políticas públicas para la prevención de este problema.

Verdad. Para enfrentar a la obesidad se requieren de decisiones de alto nivel que alcanzan a toda la población basadas en evidencias científicas.

Verdad. La obesidad no es únicamente causa de decisiones individuales, por lo que el ambiente que propicia la obesidad debe estar regulado por el gobierno para que esta situación no se presente.

Verdad. El Programa de Salud Poblacional del Instituto Canadiense de Estudios Avanzados destaca la importancia del medio social sobre la salud y la enfermedad y su vínculo con los factores biológicos, a través de los cuales los factores sociales influyen en la morbilidad y la mortalidad.

Verdad. El modelo ecológico enfatiza la importancia de factores sociales, ambientales y políticos, los cuales influyen sobre la conducta de los individuos a través de complejas interacciones de interdependencia que determinan los estilos de vida y la salud o enfermedad de los individuos.

No. 5

Mentira. “La campaña anunciada por algunas organizaciones civiles es desinformativa y engañosa ya que parte de supuestos falsos y no contribuye a una orientación alimentaria y de buenos hábitos alimenticios y crea alarma y desinformación en la población”.

Verdad. A lo largo de este documento hemos presentado evidencia científica contundente que comprueba la relación existente entre el consumo de refrescos y la presencia de sobrepeso, obesidad y diabetes.

No. 6

Mentira. “La Industria Refresquera Mexicana cumple con los compromisos adquiridos en el marco del Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria”

Verdad. Aunque los objetivos generales del ANSA corresponden a las metas establecidas en las políticas promovidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en varios gobiernos del mundo, la falta de instrumentos para lograr estos objetivos los deja sólo como enunciados.

Verdad. El ANSA no es una ley, ni una norma, ni un reglamento, es tan sólo un Acuerdo. Como tal, el ANSA es débil, no es un instrumento que obligue ni sancione, se establece bajo el principio de una buena voluntad.

Verdad. Falta de estrategia, de obligatoriedad, de sanciones, de coordinación, de interés, de recursos, de seguimiento, de evaluación, falta de compromiso de todas las partes: el ANSA nació débil y ha fracasado frente a las dimensiones del problema.

No. 6a

Mentira. “Informa a través de un etiquetado frontal sobre la composición nutrimental y contenido calórico”.

Verdad. Un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública señala que los valores utilizados en el etiquetado de las Guías Diarias de Alimentación (GDA): “no están basados en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, los valores mexicanos o los del Instituto de Medicina de los Estados Unidos, por lo que no se recomienda su utilización en políticas de salud pública ni para metas de consumo individual”.

Verdad. Un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública encontró que entre 122 estudiantes de nutrición “sólo el 1.8 % respondió correctamente a las 3 preguntas que evaluaban el contenido de energía, azúcares y el máximo de productos que podían consumir para cumplir con el máximo de azúcares recomendado”. El estudio destaca que el mayor problema se presenta con los valores que este etiquetado establece para el consumo de azúcar, haciendo pensar al consumidor que está consumiendo un producto bajo en azúcar cuando se trata de lo contrario.

Verdad. En el etiquetado de Coca Cola se “informa” que el porcentaje que presenta de azúcares es del 17% del requerimiento diario y el de calorías del 4%. Al tratarse de azúcares añadidos, el porcentaje establecido en azúcares y calorías debería estar relacionado con el consumo máximo tolerable al día de azúcar añadido referido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 200 kilocalorías.

Verdad. En el caso de las refresqueras, como Coca Cola, de acuerdo a sus etiquetas, el 100% del “requerimiento diario de azúcar” es de 123 gramos, si se considera que de acuerdo a la información que  brindan 21 gramos de azúcar equivalen al 17% del requerimiento diario. Para la Organización Mundial de la Salud no existe ningún “requerimiento diario” de azúcares añadidos, al contrario, establece el “máximo tolerable” de consumo de azúcar añadida al día en 50 gramos. Esta diferencia se vuelve una amenaza cuando se engaña a través de un etiquetado que hace suponer a los consumidores que ingieren cantidades de azúcar en los productos que no representan un riesgo para la salud, cuando se tratan realmente de una amenaza.

No. 6b

Mentira. “Lleva a cabo prácticas de publicidad y mercadeo responsables. Está apegada voluntariamente a códigos nacionales e internacionales de conducta en mercadotecnia y publicidad, especialmente dirigidos a niños menores de 12 años, con índices de cumplimiento prácticamente del 100%”.

Verdad. En México, las empresas presentaron su propio código de autorregulación, conocido como el Código de Autorregulación de Publicidad de Alimentos y Bebidas No Alcohólicas (Código PABI), que entró en vigor el 1 de enero de 2009. Un reporte publicado por la Organización Panamericana de la Salud concluye que en México existe falta de cumplimiento de las leyes que podrían limitar este tipo de publicidad, que el Código PABI es insuficiente ya que no cubre algunos de las estrategias comerciales tales como las promociones, los regalos, etc; y que debido a los importantes intereses económicos en juego, es necesaria la cohesión y colaboración de diferentes sectores para posicionar el tema en la agenda social y política para lograr una mayor regulación y su cumplimiento.

Verdad. En 2011, la propia Secretaria de Salud realizó un análisis de la publicidad de alimentos y bebidas no alcohólicas dirigidas al público infantil, en la que concluyó que sólo 19% de los comerciales estuvieron sujetos al Código PABI, que las bebidas estaba dentro de las categorías más publicitadas y que 86% de estos comerciales estuvieron dirigidos a los niños como público objetivo.

Acerca Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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