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México D F., (Redacción LaSalud.com.mx).- En nuestros días es común que al momento de sentir hambre corramos a la tienda para comprar algo que nos llene, aunque sea momentáneamente, auque el valor nutrimental sea escaso. Estudios recientes aseguran que el Distrito Federal es el mayor consumidor per cápita en el mundo de refrescos embotellados, tabaco, alimentos enlatados y comida chatarra.
La problemática de la situación nutricional del D.F. se conoció por primera vez en 1995, cuando el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) de la Secretaría de Salud (SSA) publicó la primera Encuesta Urbana de Alimentación y Nutrición en la Zona Metropolitana (Enurbal).
Desde entonces, se han generado cambios importantes en la salud de los capitalinos, donde se aprecia un crecimiento acelerado en enfermedades crónicas asociadas a ciertos patrones alimenticios.
Por eso, un grupo de especialistas coordinados por el doctor Ávila Curiel, también investigador de la Dirección de Nutrición de dicho Instituto, consideraron necesario levantar una segunda Enurbal que permitiera analizar a detalle las variables relacionadas con la nutrición de los capitalinos y especialmente de familias en condiciones socioeconómicas bajas, a fin de orientarlas en programas de prevención.
La población total en estudio comprendió a siete mil 410 personas pertenecientes a mil 600 familias con ingresos mensuales promedio de tres mil pesos, de las cuales 50 por ciento tuvieron menos de 25 años y 80 por ciento menos de 45 años.
Los resultados, que fueron presentados revelan que de acuerdo al indicador de peso para la edad los menores de cinco años presentan una prevalencia de sobrepeso y obesidad de 15 por ciento. Asimismo, 24.8 por ciento de los niños manifiestan algún grado de desnutrición, desde leve, moderada o severa, en la que sólo 3.2 por ciento de los casos resultan de alto riesgo.
De acuerdo al índice de masa corporal (IMC), 17.3 por ciento de los adolescentes varones y 36.2 por ciento de las jovencitas estudiadas se asocian al sobrepeso, pero paradójicamente, 21.1 por ciento de los hombres caen en el rango de bajo peso.
En el grupo de adultos de 18 a 49 años se detectó que las mujeres presentan una prevalencia de sobrepeso y obesidad de 66.2 por ciento y los varones de 52.1.
Asimismo, el 46 por ciento de las mujeres entre 50 y 60 años son obesas. En el caso de los hombres en estos intervalos de edad, las prevalencias son de 49.4 por ciento, respectivamente.
Se detectó un consumo muy bajo de fibra 13.6 gramos, la mita de la alimentación diaria en su alimentación, y uno muy alto de lípidos (32.5 por ciento del total de energía requerida), lo que evidencia que la mayoría de la gente ignora o tiene un conocimiento erróneo de la relación entre hábitos alimenticios y el riesgo de padecer enfermedades crónicas no trasmisibles.
