El hígado graso puede derivar en cirrosis

México D. F.- El %u201Chígado graso%u201D o esteatosis hepática no alcohólica es una enfermedad caracterizada por la acumulación de ácidos grasos y triglicéridos en las células hepáticas (hepatocitos), se asocia principalmente a condiciones como el síndrome metabólico, obesidad, diabetes, hipercolesterolemia (colesterol alto) e hipertrigliceridemia (triglicéridos).


 


Aunque algunos estudios han mostrado una frecuencia mayor de casos de hígado graso en mujeres, la afección puede encontrarse incluso en niños. De hecho, datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que el 80 por ciento de los adultos y el 50 por ciento de los niños obesos padecen de esteatosis hepática no alcohólica, que puede convertirse en cirrosis o cáncer de hígado.


 


En las primeras etapas, el hígado graso es asintomático, pero cuando la enfermedad se vuelve crónica hay pérdida de peso, debilidad y fatiga. Por otra parte, cuando el hígado deja de trabajar correctamente, permite la llegada al cerebro de grandes cantidades de amonio, lo que ocasiona trastornos neurológicos.


 


Hasta el momento, la forma más común de diagnosticar la enfermedad es a través de la ecografía, tomografía computarizada o resonancia magnética. Puede recurrirse también a la biopsia hepática para diferenciar entre la %u201Cesteatosis simple%u201D (acumulación de grasa) y la %u201Cesteatohepatitis%u201D (grasa asociada a inflamación y fibrosis).


 


La enfermedad puede avanzar durante años o décadas, el proceso se puede detener y, en algunos casos, revertirse por sí solo sin ningún tratamiento específico; no obstante, también existe la posibilidad de que empeore lentamente.


 


Este padecimiento puede causar cicatrices en el hígado (fibrosis), y la cirrosis aparece cuando esta fibrosis empeora, en este momento, el hígado tiene extensas cicatrices, se endurece y deja de funcionar normalmente.


 


No todas las personas con hígado graso desarrollan cirrosis, pero si ésta aparece, las complicaciones serán mayores (retención de líquidos, pérdida de músculo, hemorragias en intestino) y la única opción es el trasplante, pues se trata de un padecimiento irreversible.


 


La causa exacta de la esteatosis hepática no alcohólica se desconoce, pero ocurre con mayor frecuencia en personas de mediana edad con sobrepeso u obesas que tienen altos niveles de lípidos en la sangre, diabetes o prediabetes. Sin embargo, existen casos en los que la enfermedad aparece sin ningún factor de riesgo obvio.


 


Otros factores posibles son la resistencia a la insulina, la liberación de proteínas inflamatorias tóxicas (llamadas %u201Ccitocinas%u201D) por parte de las células grasas y el deterioro de las células dentro del hígado.


 


No puede hablarse de un tratamiento específico para este padecimiento, pero de acuerdo con información difundida por el laboratorio Merz Pharma, un cambio en el régimen alimenticio junto con una combinación de los medicamentos L-ornitina y L-aspartato, pueden mejorar de manera significativa las funciones del hígado y elevar la calidad de vida de los pacientes.


 


Para prevenir el hígado graso los expertos recomiendan:


 



  • Evitar cambios bruscos de peso
  • Disminuir la ingesta de alimentos grasosos (chorizo, tocino, carne roja y embutidos), así como de productos con azúcar refinada (galletas, chocolates y pasteles)
  • Evitar el consumo de cualquier tipo de bebida alcohólica
  • Cenar tres o cuatro horas antes de acostarse
  • Dejar pasar cuatro horas entre cada comida para no se sobrecargar el trabajo del hígado
  • Consumir cereales integrales y alimentos naturales (arroz, pastas, trigo, frutas, verduras, pollo y pescado)
  • Realizar ejercicio diario


¿Sabía qué?


 


Normalmente el hígado tiene cinco gramos de grasa por cada 100 gramos de peso, pero la esteatosis hepática no alcohólica provoca que hasta el cinco por ciento del peso de este órgano sea grasa.

Acerca Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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