México D. F.- Para el profesor Jens Claus Burning, investigador del Instituto de Genética de
El también ganador del Premio Leibniz 2007 por sus descubrimientos sobre el papel de las neuronas en la regulación del apetito, explicó que %u201Cen el 95 por ciento de las personas con sobrepeso, el cerebro no recibe la señal de que hay suficiente energía y que, por lo tanto, ya no es necesario ingerir alimentos (%u2026)%u201CLas células liberan leptina, una hormona que viaja a través del torrente sanguíneo hasta el cerebro, donde plantea el dilema biológico sobre consumir energía o no hacerlo%u201D.
Es a través de las hormonas como las células transportan información para actuar de una manera determinada aumentando o disminuyendo su actividad (las hormonas participan también en fenómenos como el sueño, el estado de ánimo y el placer sexual). Por su parte, el hipotálamo, que regula las hormonas desde la base del cerebro, posee sensores que miden el nivel de hormonas en la sangre, y reacciona enviando órdenes de frenar o acelerar la actividad en los diferentes órganos.
Experimentos con ratas de laboratorio demostraron que sólo unas cuantas células del hipotálamo tienen un receptor para la leptina y que sólo las células portadoras de tal receptor pueden reaccionar ante las señales enviadas por el cerebro informando que no es necesario comer más. %u201CTenemos que averiguar qué es lo que no funciona en las células que no responden a la leptina%u201D, apuntó el doctor Brüning.
Aunque es muy posible que un desequilibrio hormonal como éste sea un factor que desencadene la obesidad, también es cierto que los mecanismos que actúan sobre el impulso de comer en exceso son más complejos, pues entran en juego otro tipo de estímulos.