- Se debe privilegiar el consumo de agua simple potable, leche, frutas y verduras, indispensables para una dieta equilibrada
El refresco se puede consumir de manera ocasional, tomando de uno a dos vasos por semana para que no cause problemas de salud, sin embargo, su ingesta en exceso puede generar enfermedades como obesidad y osteoporosis, así lo señaló el Jefe del Departamento de Nutrición del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, Abelardo Ávila Curiel.
En entrevista, explicó que el refresco es una bebida saborizada con efervescente carbonatado sin alcohol, se compone básicamente de sacarosa, glucosa y fructosa, por lo tanto es una fuente de energía concentrada, que en exceso hace que la persona suba de peso.
Si se tomara de forma moderada, disminuiría en una tercera parte la presencia de obesidad y síndrome metabólico, que es colesterol, triglicéridos, diabetes y presión arterial elevados.
El Jefe del Departamento de Nutrición del INCMN mencionó que una de las principales razones por la que se toma refresco es para hidratarse y saciar la sed, desplazando al agua simple, sin embargo, “si se trata de saciar la sed de esta forma, seguiremos con esa avidez de tomar refresco porque la alta concentración de azúcar impide que se apague la sed”.
El agua potable es la forma natural de hidratarse, es inocua, protege contra la tendencia a hidratarse con bebidas azucaradas, y metabolicamente se evita la ingesta de químicos como los edulcolorantes y endulzantes.
Un adulto debe tomar entre dos y tres litros de agua diarios para hidratar al organismo de forma adecuada.
Advirtió que el consumo de más de 500 mililitros diarios puede tener un efecto de desplazamiento de otros alimentos indispensables en la buena nutrición, lo que ocasiona desequilibrio en la dieta.
Algunas bebidas gaseosas contienen ácido fosfórico que provoca aumento antioxidante de otras sustancias, en altas concentraciones irrita la piel, las membranas mucosas e impide la absorción del calcio en los huesos.
Asimismo, los refrescos carbonatados de cola contienen más cantidad de cafeína, en comparación con el café o el té, lo que puede provocar pérdida de sueño.
Su consumo desde los primeros meses puede contribuir a que el menor padezca desnutrición leve al desplazar a la leche materna, que debe ser el único alimento del bebé.
El especialista sugirió privilegiar el consumo de agua simple, leche, frutas y verduras, indispensables para una dieta equilibrada, variada y completa, que mantenga o mejore el estado de nutrición.
También se pronunció por fomentar desde los primeros años de vida la importancia de tomar agua simple, “si a esa edad los concientizamos del daño que hace el exceso de las bebidas azucaradas, vamos a lograr un cambio de conducta permanente para toda la vida”, insistió.