Para muchos
padres, la hora de la comida suele ser un completo martirio. Esto se debe a que
sus hijos arman un escándalo, se demoran o incluso prefieren quedarse con el
estómago vacío en lugar de probar lo que hay en sus platos.
Sin embargo, existen algunos alimentos que pueden
ser divertidos, deliciosos y aportan una gran cantidad de beneficios a la salud
de sus niños.
Ludwig Álvarez, magíster en nutrición clínica,
asegura que incluso hay sustancias como los lácteos que pueden variarse para
obtener grandes beneficios sin que se conviertan en algo aburrido, monótono o
un disgusto diario.
Por ejemplo, para obtener calcio se puede tomar
leche, un yogur, comer un pedazo de queso o ingerir un poco de helado.
Para chuparse los dedos
Según Álvarez, la leche aporta más de 13
nutrientes y una proteína que ayuda al crecimiento y desarrollo de los
infantes. Por eso es trascendental que se consuma en cualquiera de sus formas.
Los helados que están compuestos por un gran
porcentaje de leche, también mantienen varias de estas características, razón
por la cual aporta grandes beneficios a la salud de los niños.
Un estudio realizado en la Universidad Complutense
de Madrid (España) recomienda a los padres incluir tres helados por semana en
la dieta de sus hijos para evitar la carencia de carbohidratos y nutrientes en
sus organismos.
Además, esta delicia brinda energía inmediata, lo
que resulta provechoso cuando se considera que los niños se mantienen en
constante movimiento y que tienen que cumplir con demandas propias de su
desarrollo físico e intelectual.
Combinaciones increíbles
Si quiere un postre un poco más sustancioso puede
mezclar el helado con varios complementos igual de deliciosos y nutritivos.
Por ejemplo, las frutas aportan una mayor cantidad
de fibra, aunque también aumentan el número de calorías. Otra buena opción son
los cereales y los frutos secos (nueces, macadamias), los cuales no aportan un
gran valor calórico pero son igual de ricos y brindan algunas proteínas.
También hay complicaciones
Jorge Castillo, miembro fundador de la Fundación
Colombiana de Obesidad, comenta que la ingesta de helado y su conveniencia
depende de cada niño. Si se trata de uno gordo, entonces no podrá ingerir este
manjar tres veces por semana, sino que deberá hacerlo con moderación.
Esto se debe a que mucha cantidad de este dulce
puede aportar demasiadas calorías que, dependiendo del caso, llegan a ser
problemáticas.
Además, el helado sí produce que una persona
engorde.
Medidas preventivas
Consciente de las posibilidades de subir de peso o
de algunas complicaciones similares si se consume demasiado helado, Álvarez
aconseja que su ingesta no sobrepase las tres porciones semanales.
Además, debe mantenerse una dieta equilibrada que
incluya varios grupos alimenticios y realizar bastante actividad física.
Es aconsejable realizar 50 minutos de ejercicio,
tres veces por semana, como mínimo.
Recuerde que el helado es un complemento para la
dieta sana pero no es un sustituto de ninguna comida.
Increíble placer
Un estudio realizado en el Instituto de
Psiquiatría de Londres (Inglaterra) demostró a través de resonancias
magnéticas, hechas a personas mientras comían algo, que al ingerir una sola
cucharada de helado se activa la Corteza Órbitofrontal, que es una zona del
cerebro encargada de percibir recuerdos o experiencias positivas y placenteras.
El consumo de esta delicia sugiere agrado porque
se asocia a recuerdos sociales, familiares o infantiles muy satisfactorios.
Esto se complementa con un estudio de la
Universidad de Ámsterdam (Holanda) que ha demostrado de manera experimental que
el helado hace sonreír, más que cualquier otro alimento, ya que al ingerirlo se
aprecian diferentes sensaciones que ayudan a reducir el estrés y la ansiedad.